
Estocolmo es definida como la ‘Ciudad más Inteligente del Mundo’, por sus innovaciones medioambientales y digitales dirigidas al bienestar de sus habitantes.
El bajo consumo energético es uno de los avances en la ciudad y forma parte del proyecto europeo Grow Smarter; los apartamentos públicos han sido renovados para reducir su impacto climático.
Presencia de autos eléctricos y estacionamientos para bicicletas, así como un nuevo sistema de gestión de residuos han sido creados en esta ciudad. Aquí, cada tipo de bolsa de basura tiene su color. Un sensor óptico y una báscula permiten un tratamiento individual de los residuos.
Un ejemplo: una señora deposita residuos de comida y obtendrá una respuesta de inmediato en su teléfono móvil: “Gracias a la Sra. Svenson, se habrá contribuido con 1,2 kg de residuos de alimentos, que terminarán como biogás. Y en el futuro, le podrán pagar por lo que tire”.
Joakim Jarstorp, es el director del centro de datos de Glesys: “Tenemos un centro de datos más ecológico, en lugar de desperdiciar el calor en el aire, recibimos dinero de la empresa de calefacción, cuando nos compran nuestra energía”.
Internet podría calentar la mayor parte de los 140.000 nuevos apartamentos que se espera construir en Estocolmo para el año 2030, según Mika Hakosalo, que lidera la implementación de las soluciones inteligentes en la ciudad.